"Miramos al cielo. Había tantas estrellas que parecía una celebración, una fiesta magnífica e ilícita que daba la galaxia cuando los humanos se habían ido a la cama"
Éramos mentirosos

jueves, 16 de enero de 2014

                                                 
                   OLVIDADOS

 


EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS, TODOS DESAPARECEN. OLVIDADOS

Excepto los jóvenes: adolescentes, niños y bebés. Pero no queda ni un solo adulto. Y tampoco funcionan los teléfonos, Internet ni la televisión. No hay manera de saber lo que ha pasado, no hay forma de pedir ayuda. El hambre amenaza. Los matones mandan. Y una criatura siniestra acecha… Un día, de pronto, todas las personas mayores de quince años de Perdido Beach y alrededores desaparecen sin dejar rastro. Los cerca de cuatrocientos niños que quedan allí, desde recién nacidos hasta adolescentes con verdaderos problemas de agresividad, se descubren solos y sin ningún tipo de autoridad que les gobierne. Y por si esto fuera poco, además de estar encerrados dentro de una cúpula de cristal que ocupa varios kilómetros a la redonda y de la cual nadie puede escapar, algunos de ellos comienzan a desarrollar extraños poderes que les permiten hacer cosas tan sorprendentes como leer la mente, teletransportarse o sanar con el mero roce de la piel. El problema es que, cuando los adultos faltan, los jóvenes que intentan hacerse cargo de la situación no es que sean, precisamente, los más idóneos.

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