Hola lectores, hoy os pido vuestro consejo. Estoy escribiendo una historia y no se con que prólogo empezarla ¿cuál preferís? En mi opinión está mejor el 2, pero no lo tengo claro.
Podéis dejarme en comentarios vuestra opinión, consejos, trucos... ¡Lo que queráis!
1) Mi cuerpo. Lo noto más ligero de lo
normal. De repente abro los ojos y veo la cama muy por debajo de mí, pero no
solo la cama, sino todos los muebles de la habitación. Estoy tumbada en el
techo, creo que la gravedad ha desaparecido. De repente lo entiendo todo, estoy
soñando, este sueño lo tengo todos los jueves… 1, 2, 3 ¡y ahí está! El chico de
mis sueños, nunca mejor dicho, siempre se queda ahí mirándome como si fuera un
mono de feria, me gustaría decirle ¿Qué miras? Cosa que he intentado, pero
parece que la ausencia de gravedad significa también la incapacidad de poder
hablar, ¡maldito sueño!
De tantas veces que he visto a este
chico ya se me todos sus rasgos, desde ese pelo castaño alborotado, hasta su
perfecta boca que tiene, y la mancha en forma de estrella que tiene al lado de
la oreja izquierda. Al principio me intimidaba, pues es un chico bastante alto,
pero ahora ya no, pues me he acostumbrado a su presencia.
Todo se vuelve más oscuro, veo al
chico un poco más cerca, anda esto es nuevo, y el articula una palabra.
-Ayuda.
¿Perdona? Es verdad, no puedo
hablar, pero parece que él si, todo esto es producto de mi imaginación, tengo
que poder controlarlo. Lo vuelvo a intentar.
-
¿Perdona?- Parece que ahora la estúpida regla de no
hablar se ha esfumado.
-
Ayuda
Parece que el chico es de pocas
palabras.
-
Si no me dices lo que te pasa no te puedo ayudar, ¿Me
lo explicas?
-
Ayuda.
Una ráfaga de imágenes apreció ante
mí, la primera mostraba una niña pequeña con dos coletas rubias, ella estaba
feliz; después todo se volvió más oscuro, la niña estaba llorando, junto a ella
había unos hombres vestidos de negro con cara seria y después… NegroEsto más
que un sueño, parecía una pesadilla.
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2)Oscuridad, ligereza, la sensación
de algo frío en mi espalda. Estoy en mi cuarto, aunque hay mucha oscuridad,
pero, además, estoy flotando. Mi espalda choca contra el techo y de repente, me
doy cuenta, estoy soñando. Soy tonta, este sueño lo tengo todos los jueves y
sigo sin darme cuenta de lo que esta pasando hasta que la obviedad cae encima
de mi.
Ahora que estoy más o menos
ubicada, voy a pensar en lo que va a pasar a continuación.
Primero: Aparece ese chico de pelo
oscuro, mirada perdida, expresión abatida y ojos verdes. Y ahí está, apareció.
Segundo: Quedarme quieta hasta que
despierte, después de tantos meses está claro que no va a ocurrir nada.
Clavo la vista en el suelo y espero…
-Ayuda- el chico, por primera vez
en meses ha hablado ¿y me dice “ayuda”? no tiene sentido.
-¿En qué te puedo ayudar?- le
pregunto, pero no sé qué quiere que haga, en mi sueño no controlo ni la
gravedad.
El chico no contesta, solo levanta
la mano y la acerca a mí. Hay una ráfaga de imágenes, la primera muestra a una
niña bajita y rubia en un columpio, se la ve feliz; después el rostro de la
niña ensombrece, velozmente corre hacia un pequeño bosque; la última imagen que
veo antes de despertar es el contorno de la niña absorbido por la penumbra del
bosque.